jueves, 28 de mayo de 2009

primera entrega

PROLOGO


De:
Jabir (jabir orbillos@gmail.com)
Enviado:
miércoles, 05 de noviembre de 2008 16:48:28
Para:
diariosicodelico@hotmail.es


1 datos adjuntos




Hola Nasho,

aquí tienes mi e-mail. Me alegraría mucho recibir tus escritos, son como un jarro de agua fría que nos despiertan de la despiadada cotidianidad...

Un saludo,

Jabir




.BABU



- ¡Hola Mau, buenas noches!
- ¡Hola Nasho! ¿Qué tal?
- ¡Genial! ¿Y tú?
- Yo estoy baldado de trabajar. Apenas he podido dormir cuatro horas seguidas esta noche.
- ¡Hola!
- ¡Hola Carlillos! ¿Cómo estamos?
- Muy bien, gracias.
- Oye, ¿eso que estás fumando es hierba?
- Sí, claro. A ver si te llega a ti. Ahora se lo voy a pasar a Babu.
- Gracias. ¡Anda Mau, ponme una rubia!

El aromático canuto de maría, al fin ha llegado a mí. El chaval que me lo ha dado, un enorme macarrilla con un aro de oro en la oreja, se ha metido en el cuarto de baño. Yo saboreo el porro y bebo la cerveza.

Al cabo de un rato sale el tal Babu del baño. Es entonces cuando me fijo en él. Es un auténtico macarra de al menos dos metros de estatura. Rubio y de flequillo pronunciado, bien peinado con vaselina. Lleva una gruesa cadena de oro al cuello, una camiseta azul cielo de tirantes, que deja ver su fornido y bronceado hombro, adornado con el tatuaje de una gran rosa roja, pantalones de chándal y deportivos blancos. Está cachas de verdad, una verdadera bestia. Debe de pasarse todo el día metido en el gimnasio. Con la descripción que te he hecho, ya puedes imaginarte al personaje. ¡Ah bueno!, tendrá veintitantos tacos. Ya está, ya llega.

- ¿Qué miras?
- ¿Quién, yo?
- Sí, tú. ¿Qué miras?

Este me quiere bacilar. Seguro. ¿A que viene el hablarme así si acaba de pasarme el peta? Le voy a seguir la coña. Le doy un pellizco en el brazo, a la vez que le digo:

- Con esta musculatura y esa cadena tan bonita que llevas, ¿qué te crees que estoy mirando?

Babu está alucinando, pero no por el alcohol y los porros, sino por lo que esta escuchando decir al chalado este.

- ¡Te voy a dar de hostias!
- Anda, chavalín, no digas palabrotas. ¿Que pensarían tus papás de ti si te estuviesen viendo?
- ¡Yo le doy!
- ¡Deja en paz al señor, Babu!
- Pero Carlillos, ¿te has dado cuenta de cómo me está bacilando el tío este?
- ¡Déjalo, es colega de Mau!

Es ahora cuando me doy cuenta de que Babu no está de coña. No, no bromea. Me acojono. Intento remediarlo. Mi integridad corre peligro. No tengo ni media hostia del tío este, cuanto menos de todas las que dice que me va a dar. Afortunadamente Mau se da cuenta al fin de lo que está pasando e interviene.

- Babu, deja tranquilo a Nasho. Es buena gente.
- Oye, perdóname. Pensé que estabas de broma. De verdad.
- ¿Pero tú que estabas mirando?
- Nada, es que tengo la mala costumbre de fijarme en la gente. Me da igual que sea un chico que una chavala, que sea guapa o fea. Mi mujer siempre me está reprendiendo.

Joder, me acabo de librar de una buena paliza, porque este tío me come, es una verdadera bestia. Tengo que tener más cuidado y no ser tan descarado. No puedo ir tan fumado por la vida.

- Nasho, huele a uña. ¿Me pasas el peta?
- Perdona Mau, no me di cuenta. Toma. Anda, cóbrame que yo me voy ya.

ESCOLAR tercer trimestre





LA MARINA la Coruña





EN LA OFICINA

Mi cuñada a veces viene a limpiar mi oficina. Un día veo una caca de carnaval en una tienda y la compro (125 pts). Maika siempre se mete conmigo (tiras la ceniza al suelo, desde que te has reincorporado al trabajo esta todo más sucio, eres un guarro, no te peinas, ...). Digo, le voy a dejar la caca debajo de mi asiento. Que se joda.

Un compañero me dice: “... pero échale unas gotitas de agua. Así es más real”. Buena idea. El hombre ha encontrado su tema de conversación favorito (mierda, pedo, caca, pis, pus,...) y ya no lo puedo frenar.

Me cuenta: “Tenía un amigo al que le pusieron tres veces una mierda como esta. Y picó”. Pues era tonto, mira que no darse cuenta. “Las dos primeras veces la caca era de broma, la tercera se la cagaron de verdad. Imagínate, el bueno del señor cuando ve esta tercera caca (otra vez, estúpida broma!) y la coge con la mano. Puaf!”.

Menos mal, aparece el coronel y tiene que abandonar el tema.

60 mg. de prednisona




¿Qué tal, amigo? No me quiero enrollar. Al grano.

Con la buena experiencia que estoy teniendo al publicar mis escritos en las cristaleras de la Picasso, veo que si os mando, vía Internet, estas mismas entregas una vez por semana, será mejor que publicar un libro en la forma tradicional. Soy impublicable y quiero dejar de serlo.

Incluiré una selección de la obra que ya tengo escrita, treinta y tantos ejemplares. Lo mismo haré con la colección de dibujos, diseños gráficos, logotipos, carteles, maquetas, oleos, esculturitas, fotos, carteles de exposiciones… Pero voy a necesitar que me ayudes, mándame los e-mails de la gente que conozcas y que le pueda interesar que le mande estas chorradas. Solo tienes que enviarme un e-mail poniéndome tu nombre y el lugar desde donde contactas, yo, entonces te incluiré en mi lista de contactos (que pretendo que sea una gran base de datos enorme e internacional con todo mi club de fans ¡ja, ja, ja, es coña!) y, a partir de ahí… ¡aguántame!







DESCARGAS


Son las dos de la madrugada. Nikas y Kity ya están dormidas. Rápidamente voy al ordenador. Enciendo la pantalla y veo un mensaje que dice que solo quedan cien megas. ¿Cómo es posible si antes lo dejé con un giga y medio?. Cosas del eMule. Seguro.

El caso es que me siento ante el teclado y cojo cuatro cd,s regrabables que compré ya hace más de un mes. No los quería usar pero esta vez tendré que hacerlo. Voy a la carpeta donde guardo música de Doors, Led Zeppelín, Black Sabatt y algún otro y empiezo a pasar los discos a los cd,s. De esta forma recupero casi cuatro gigas del disco duro. Ahora ya puedo ir a dormir. Con la luz apagada y arrimado al cálido cuerpo de Nikas, no logro conciliar el sueño. Mi cabeza es un hervidero de gigas y argumentos literarios.

¿Cómo he podido olvidarme de la comedia?. Ahora mismo me levanto y la inicio al menos, si no después la olvidaré.
Así que, de nuevo, estoy sentado en la mesa donde tengo el pecé (que está bajando a una velocidad de veintiséis K por segundo). Bien. Y ya, en un primer momento, ante la página vacía, nívea hoja, pienso en escribir algo en donde uno de los decorados sea el gabinete de mi amiga Yola, la psicóloga. La titularé ¡Hola Yola! Ya está. Y empiezo con la narración sin tener todavía el argumento muy claro.

Oigo en el reloj del salón sonar cinco campanadas. Voy a tener que dejarlo ya. Sucumbo a la tentación de encender de nuevo el ordenador y festejar los cuatro gigas que recuperé antes. Ahora la velocidad es baja, apenas cinco kilobytes por segundo. Este ya está descansando. Pero ahora le voy a dar más trabajo. Entro en el menú de búsqueda y, acordándome de los consejos que me ha dado Caño, selecciono archivo en lugar de audio. Tecleo “Rolling Stones” y. rápidamente, aparece un fichero con la discografía completa de este gran conjunto. Son dos gigas y medio. Aún me sobra un giga y medio. Aprieto el botón derecho del ratón y, con este simple movimiento táctil, dentro de una semana como mucho, tendré el fichero. Ahora sí que me voy a la cama.

No, no puedo dormir. Imposible. Mi mente es una masa de ideas y de K,s. Creo que me voy a levantar e ir de nuevo a ver como van esas descargas. Nikas duerme plácidamente, espero que Kity también. Lo dicho, me levanto.

Me he quedado absorto durante más de media hora viendo bajar los K,s. En mi mente también están bajando los argumentos y se conjugan con los megas en una espiral que va girando caleidoscópicamente. Y por la esquina de la pantalla (la izquierda) aparece el submarino amarillo. Y yo floto. Y Lenon me hace señas con la mano. Y una paloma blanca con una hoja de hierba en el pico…

A modo de ensayo








Bueno, pues hasta dentro de una semana. ¡No, espera! Ya se que esto no es un libro, pero es una obra al fin y al cabo, así que… ¡le voy a escribir una dedicatoria! ¿pasa algo? Pues eso, ahí va

Para los tres soles que alumbran mi vida.

Ahora sí, ¡hasta luego!


Número uno La Coruña, siete de noviembre de dos mil ocho.